sábado, 31 de agosto de 2024

Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy Día litúrgico: Sábado 21 del tiempo ordinario Escuchar audio Ver santoral * 31 de agosto: San Ramón Nonato, religioso Ver 1ª Lectura y Salmo Texto del Evangelio (Mt 25,14-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌  
 
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Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Sábado 21 del tiempo ordinario

Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Mt 25,14-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

»Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: 'Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado'. Su señor le dijo: '¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor'. Llegándose también el de los dos talentos dijo: 'Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado'. Su señor le dijo: '¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor'.

»Llegándose también el que había recibido un talento dijo: 'Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo'. Mas su señor le respondió: 'Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes'».

Comentario: Rev. D. Albert SOLS i Lúcia (Barcelona, España)

«Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda»

Hoy contemplamos la parábola de los talentos. En Jesús apreciamos como un momento de cambio de estilo en su mensaje: el anuncio del Reino ya no se limita tanto a señalar su proximidad como a describir su contenido mediante narraciones: ¡es la hora de las parábolas!

Un gran hombre decide emprender un largo viaje, y confía todo el patrimonio a sus siervos. Pudo haberlo distribuido por partes iguales, pero no lo hizo así. Dio a cada uno según su capacidad (cinco, dos y un talentos). Con aquel dinero pudo cada criado capitalizar el inicio de un buen negocio. Los dos primeros se lanzaron a la administración de sus depósitos, pero el tercero —por miedo o por pereza— prefirió guardarlo eludiendo toda inversión: se encerró en la comodidad de su propia pobreza.

El señor regresó y... exigió la rendición de cuentas (cf. Mt 25,19). Premió la valentía de los dos primeros, que duplicaron el depósito confiado. El trato con el criado "prudente" fue muy distinto.

El mensaje de la parábola sigue teniendo una gran actualidad. La separación progresiva entre la Iglesia y los Estados no es mala, todo lo contrario. Sin embargo, esta mentalidad global y progresiva esconde un efecto secundario, peligroso para los cristianos: ser la imagen viva de aquel tercer criado a quien el amo (figura bíblica de Dios Padre) reprochó con gran severidad. Sin malicia, por pura comodidad o miedo, corremos el peligro de esconder y reducir nuestra fe cristiana al entorno privado de familia y amigos íntimos. El Evangelio no puede quedar en una lectura y estéril contemplación. Hemos de administrar con valentía y riesgo nuestra vocación cristiana en el propio ambiente social y profesional proclamando la figura de Cristo con las palabras y el testimonio.

Comenta san Agustín: «Quienes predicamos la palabra de Dios a los pueblos no estamos tan alejados de la condición humana y de la reflexión apoyada en la fe que no advirtamos nuestros peligros. Pero nos consuela el que, donde está nuestro peligro por causa del ministerio, allí tenemos la ayuda de vuestras oraciones».

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Es más precioso delante de Dios y del alma un poquito de este puro amor, y más provecho hace a la Iglesia, aunque parece que no hace nada, que todas esas otras obras juntas» (San Juan de la Cruz)

  • «El Señor no da a todos las mismas cosas y de la misma manera: nos conoce personalmente y nos confía aquello que es justo para nosotros; pero en todos coloca la misma inmensa confianza. ¡No lo defraudemos!» (Francisco)

  • «Estas diferencias pertenecen al plan de Dios, que quiere que cada uno reciba de otro aquello que necesita, y que quienes disponen de "talentos" particulares comuniquen sus beneficios a los que los necesiten (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.937)

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viernes, 30 de agosto de 2024

Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy Día litúrgico: Viernes 21 del tiempo ordinario Escuchar audio Ver santoral * 30 de agosto: Santa Rosa de Lima, virgen (Patrona del Perú) Ver 1ª Lectura y Salmo Texto del Evangelio (Mt 25,1-13): En aquel tiempo ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌  
 
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Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Viernes 21 del tiempo ordinario

Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Mt 25,1-13): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: '¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!'. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: 'Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan'. Pero las prudentes replicaron: 'No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis'. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: '¡Señor, señor, ábrenos!'. Pero él respondió: 'En verdad os digo que no os conozco'. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora».

Comentario: Rev. D. Joan Ant. MATEO i García (Tremp, Lleida, España)

«En verdad os digo que no os conozco»

Hoy, Viernes XXI del tiempo ordinario, el Señor nos recuerda en el Evangelio que hay que estar siempre vigilantes y preparados para encontrarnos con Él. A media noche, en cualquier momento, pueden llamar a la puerta e invitarnos a salir a recibir al Señor. La muerte no pide cita previa. De hecho, «no sabéis ni el día ni la hora» (Mt 25,13).

Vigilar no significa vivir con miedo y angustia. Quiere decir vivir de manera responsable nuestra vida de hijos de Dios, nuestra vida de fe, esperanza y caridad. El Señor espera continuamente nuestra respuesta de fe y amor, constantes y pacientes, en medio de las ocupaciones y preocupaciones que van tejiendo nuestro vivir.

Y esta respuesta sólo la podemos dar nosotros, tú y yo. Nadie lo puede hacer en nuestro lugar. Esto es lo que significa la negativa de las vírgenes prudentes a ceder parte de su aceite para las lámparas apagadas de las vírgenes necias: «Es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis» (Mt 25,9). Así, nuestra respuesta a Dios es personal e intransferible.

No esperemos un "mañana" —que quizá no vendrá— para encender la lámpara de nuestro amor para el Esposo. Carpe diem! Hay que vivir en cada segundo de nuestra vida toda la pasión que un cristiano ha de sentir por su Señor. Es un dicho conocido, pero que no estará de más recordarlo de nuevo: «Vive cada día de tu vida como si fuese el primer día de tu existencia, como si fuese el único día de que disponemos, como si fuese el último día de nuestra vida». Una llamada realista a la necesaria y razonable conversión que hemos de llevar a término.

Que Dios nos conceda la gracia en su gran misericordia de que no tengamos que oír en la hora suprema: «En verdad os digo que no os conozco» (Mt 25,12), es decir, «no habéis tenido ninguna relación ni trato conmigo». Tratemos al Señor en esta vida de manera que lleguemos a ser conocidos y amigos suyos en el tiempo y en la eternidad.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Alma mía, tienes una tarea, una gran tarea, si quieres. Escruta seriamente tu interior, tu ser, tu destino, de dónde vienes y a dónde vas; trata de saber si es vida la que vives o si hay algo más. Por tanto, purifica tu vida» (San Gregorio Nacianceno)

  • «Al cristiano no le basta con esperar, debe "actuar"» (Benedicto XVI)

  • «Cristo es el centro de toda vida cristiana. El vínculo con Él ocupa el primer lugar entre todos los demás vínculos, familiares o sociales. Desde los comienzos de la Iglesia ha habido hombres y mujeres que han renunciado al gran bien del matrimonio para seguir al Cordero dondequiera que vaya (…), para ir al encuentro del Esposo que viene (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.618)

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El ciclo Santoral y de Solemnidades en evangeli.net

Estimado/a amigo/a: Te enviamos el listado de celebraciones de Santos y Solemnidades de septiembre, con un nuevo comentario dedicado a Santa Hildegarda de Bingen: 3: San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia 8: El Nacimiento de la Vi ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌  
 
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Estimado/a amigo/a:

Te enviamos el listado de celebraciones de Santos y Solemnidades de septiembre, con un nuevo comentario dedicado a Santa Hildegarda de Bingen:

 

  3: San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia

  8: El Nacimiento de la Virgen María

13: San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia 

14: La Exaltación de la Santa Cruz

15: Nuestra Señora de los Dolores

16: Santos Cornelio, papa, y Cipriano, obispo, mártires

17: Santa Hildegarda de Bingen, virgen y doctora de la Iglesia

20: Santos Andrés Kim Taegon, Pablo Chong

21: San Mateo, apóstol y evangelista

23: San Pío de Pietrelcina, religioso

24: La Virgen de la Merced

27: San Vicente de Paul, presbítero 

28: San Wenceslao, mártir

29: Los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

30: San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia


La publicación de nuestros comentarios en la celebración de un santo/a se realiza de la siguiente manera:

• Si un santo/a es celebrado en TODA la Iglesia como una fiesta o solemnidad (por ejemplo. La Anunciación del Señor), entonces el comentario aparece directamente y en primer plano en la home de nuestra web (o en el mail que recibes).

• Si la celebración de un santo/a tiene categoría de memoria litúrgica, entonces evangeli.net publica en primer plano el comentario del día según el tiempo litúrgico del momento (Cuaresma, Pascua, etc.) y la homilía referida al santo del día aparece activando el link Santoral.

A través de nuestro CALENDARIO PERPETUO (Fiestas y propio de los santos) en cualquier momento puedes acceder al comentario de la celebración de los santos/as ya registrados en nuestro ciclo santoral.


Con afecto, te saluda el Equipo de evangeli.net


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jueves, 29 de agosto de 2024

Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy Día litúrgico: 29 de agosto: El martirio de san Juan Bautista Escuchar audio Ver 1ª Lectura y Salmo Texto del Evangelio (Mc 6,17-29): En aquel tiempo, Herodes había enviado a prender a Juan y le había encadenad ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌  
 
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Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: 29 de agosto: El martirio de san Juan Bautista

Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Mc 6,17-29): En aquel tiempo, Herodes había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano». Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.

Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino». Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?». Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista». Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.

Comentario: Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)

«Juan decía a Herodes: 'No te está permitido tener la mujer de tu hermano'»

Hoy recordamos el martirio de san Juan Bautista, el Precursor del Mesías. Toda la vida del Bautista gira en torno a la Persona de Jesús, de manera que sin Él, la existencia y la tarea del Precursor del Mesías no tendría sentido.

Ya, desde las entrañas de su madre, siente la proximidad del Salvador. El abrazo de María y de Isabel, dos futuras madres, abrió el diálogo de los dos niños: el Salvador santificaba a Juan, y éste saltaba de entusiasmo dentro del vientre de su madre.

En su misión de Precursor mantuvo este entusiasmo -que etimológicamente significa "estar lleno de Dios"-, le preparó los caminos, le allanó las rutas, le rebajó las cimas, lo anunció ya presente, y lo señaló con el dedo como el Mesías: «He ahí el Cordero de Dios» (Jn 1,36).

Al atardecer de su existencia, Juan, al predicar la libertad mesiánica a quienes estaban cautivos de sus vicios, es encarcelado: «Juan decía a Herodes: 'No te está permitido tener la mujer de tu hermano'» (Mc 6,18). La muerte del Bautista es el testimonio martirial centrado en la persona de Jesús. Fue su Precursor en la vida, y también le precede ahora en la muerte cruel.

San Beda nos dice que «está encerrado, en la tiniebla de una mazmorra, aquel que había venido a dar testimonio de la Luz, y había merecido de la boca del mismo Cristo (…) ser denominado "antorcha ardiente y luminosa". Fue bautizado con su propia sangre aquél a quien antes le fue concedido bautizar al Redentor del mundo».

Ojalá que la fiesta del Martirio de san Juan Bautista nos entusiasme, en el sentido etimológico del término, y, así, llenos de Dios, también demos testimonio de nuestra fe en Jesús con valentía. Que nuestra vida cristiana también gire en torno a la Persona de Jesús, lo cual le dará su pleno sentido.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «En la persecución Dios corona a sus soldados; en la paz corona la buena conciencia» (San Cipriano)

  • «San Juan Bautista fue fiel al Señor hasta el final. Atrajo a multitudes de pecadores hacia Dios. Lo que más atraía de él era su ejemplo de fidelidad y su entrega total a Dios, hasta el punto de derramar su sangre antes que traicionar su conciencia» (Francisco)

  • «San Juan Bautista es el precursor inmediato del Señor (…). Precediendo a Jesús 'con el espíritu y el poder de Elías' (Lc 1,17), da testimonio de Él mediante su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su martirio» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 523)

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miércoles, 28 de agosto de 2024

Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy Día litúrgico: Miércoles 21 del tiempo ordinario Escuchar audio Ver santoral * 28 de agosto: San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia Ver 1ª Lectura y Salmo Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): En aquel tiempo ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌  
 
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Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Miércoles 21 del tiempo ordinario

Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: 'Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!'. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».

Comentario: Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué (Manresa, Barcelona, España)

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!»

Hoy, como en los días anteriores y los que siguen, contemplamos a Jesús fuera de sí, condenando actitudes incompatibles con un vivir digno, no solamente cristiano, sino también humano: «Por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad» (Mt 23,28). Viene a confirmar que la sinceridad, la honradez, la lealtad, la nobleza..., son virtudes queridas por Dios y, también, muy apreciadas por los humanos.

Para no caer, pues, en la hipocresía, tengo que ser muy sincero. Primero, con Dios, porque me quiere limpio de corazón y que deteste toda mentira por ser Él totalmente puro, la Verdad absoluta. Segundo, conmigo mismo, para no ser yo el primer engañado, exponiéndome a pecar contra el Espíritu Santo al no reconocer los propios pecados ni manifestarlos con claridad en el sacramento de la Penitencia, o por no confiar suficientemente en Dios, que nunca condena a quien hace de hijo pródigo ni pierde a nadie por el hecho de ser pecador, sino por no reconocerse como tal. En tercer lugar, con los otros, ya que también —como Jesús— a todos nos pone fuera de sí la mentira, el engaño, la falta de sinceridad, de honradez, de lealtad, de nobleza..., y, por esto mismo, hemos de aplicarnos el principio: «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie».

Estas tres actitudes —que podemos considerar de sentido común— las hemos de hacer nuestras para no caer en la hipocresía, y hacernos cargo de que necesitamos la gracia santificante, debido al pecado original ocasionado por el "padre de la mentira": el demonio. Por esto, haremos caso de la exhortación de san Josemaría: «A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo»; tendremos también presente a Orígenes, que dice: «Toda santidad fingida yace muerta porque no obra impulsada por Dios», y nos regiremos, siempre, por el principio elemental y simple propuesto por Jesús: «Sea vuestro lenguaje: 'Sí, sí'; 'no, no'» (Mt 5,37).

María no se pasa en palabras, pero su sí al bien, a la gracia, fue único y veraz; su no al mal, al pecado, fue rotundo y sincero.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Los hombres no podrían vivir juntos si no tuvieran confianza recíproca, es decir, si no se manifestasen la verdad» (Santo Tomás de Aquino)

  • «Una podredumbre barnizada: ésta es la vida del corrupto. Pidamos hoy la gracia al Espíritu Santo que nos ahuyente de todo engaño, pidamos la gracia de reconocernos pecadores: somos pecadores. Pecadores, sí. Corruptos, no» (Francisco)

  • «Los discípulos de Cristo se han 'revestido del Hombre Nuevo, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad' (Ef 4,24). 'Desechando la mentira' (Ef 4,25), deben rechazar toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.475)

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martes, 27 de agosto de 2024

Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy Día litúrgico: Martes 21 del tiempo ordinario Escuchar audio Ver santoral * 27 de agosto: Santa Mónica Ver 1ª Lectura y Salmo Texto del Evangelio (Mt 23,23-26): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, e ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌  
 
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Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Martes 21 del tiempo ordinario

Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Mt 23,23-26): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y codicia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!».

Comentario: Fr. Austin NORRIS (Mumbai, India)

«Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura»

Hoy tenemos la impresión de "pillar" a Jesús en un arrebato de mal humor —realmente alguien le ha hecho sentir molesto—. Jesucristo se siente incómodo con la falsa religiosidad, las peticiones pomposas y la piedad egoísta. Él ha notado un vacío de amor, a saber, echa en falta «la justicia, la misericordia y la fe» (Mt 23,23) tras las acciones superficiales con las que tratan de cumplir la Ley. Jesús encarna esas cualidades en su persona y ministerio. Él era la justicia, la misericordia y la fe. Sus acciones, milagros, sanaciones y palabras rezumaban estos verdaderos fundamentos, que fluyen de su corazón amoroso. Para Jesucristo no se trataba de una cuestión de "Ley", sino que era un asunto de corazón…

Incluso en las palabras de castigo vemos en Dios un toque de amor, importante para quienes quieran volver a lo básico: «Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios» (Miq 6,8). El Papa Francisco dijo: «Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el Amor de Dios los volverá blancos como la nieve. Es hermoso, esto de la misericordia».

«¡Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!» (Mt 23,26). ¡Cuán cierto es eso para cada uno de nosotros! Sabemos cómo la limpieza personal nos hace sentir frescos y vibrantes por dentro y por fuera. Más aun, en el ámbito espiritual y moral nuestro interior, nuestro espíritu, si está limpio y sano brillará en buenas obras y acciones que honren a Dios y le rindan un verdadero homenaje (cf. Jn 5,23). Fijémonos en el marco más grande del amor, de la justicia y de la fe y no nos perdamos en menudencias que consumen nuestro tiempo, nos empequeñecen y nos hacen quisquillosos. ¡Saltemos al vasto océano del Amor de Dios y no nos conformemos con riachuelos de mezquindad!

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Los reprende también, porque teniendo cierta jactancia de afectación inútil, abandonan el ministerio de las cosas más útiles. Por lo tanto, de lo primero que debe cuidarse es del brillo de la conciencia interior» (San Hilario de Poitiers)

  • «La buena noticia es que Él está dispuesto a limpiarnos, la buena noticia es que todavía no estamos terminados, que como buenos discípulos estamos en camino» (Francisco)

  • «La verdad como rectitud de la acción y de la palabra humana, tiene por nombre veracidad, sinceridad o franqueza. La verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.468)

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lunes, 26 de agosto de 2024

Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy Día litúrgico: Lunes 21 del tiempo ordinario Escuchar audio Ver 1ª Lectura y Salmo Texto del Evangelio (Mt 23,13-22): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌   ‌  
 
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Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Lunes 21 del tiempo ordinario

Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Mt 23,13-22): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: 'Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!' ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro? Y también: 'Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado'. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él».

Comentario: Abbé Marc VAILLOT (París, Francia)

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos!»

Hoy, una vez más, el Evangelio muestra cómo se vuelca la bondad de Dios que vela por nuestra felicidad. Nos indica claramente cuáles son las fuentes: la verdad, el bien, la rectitud, la justicia, el amor… y todas las virtudes. Nos avisa también para que no caigamos en las trampas —excesos, concupiscencias, engaños, en una palabra, los pecados— que nos impedirían alcanzar tal felicidad.

Jesús utiliza su divina autoridad para mostrarnos claramente el carácter absoluto del bien, que debemos perseguir, y el del mal, que debemos evitar a toda costa. De ahí, su viva y amable exhortación a respetar la carta magna de la vida cristiana: las Bienaventuranzas, vías que dan el acceso a la Felicidad. En paralelo, encontramos el tono amenazador utilizado en el Evangelio de hoy: las Maldiciones de aquellos actos destructores que siempre deben ser evitados. El mismo Corazón sagrado, el mismo Amor es el que dicta las Bienaventuranzas (cf. Mt 5,1 ss) y las Maldiciones.

Es muy necesario entender que son tan importantes los unos como los otros para quien quiera salvarse: «Bienaventurados» los pobres; los corazones sedientos de justicias; las almas misericordiosas… «¡Ay de vosotros!»… cuando escandalizáis a los demás; cuando enseñáis y no lo ponéis por obra; cuando corrompéis la sana doctrina; cuando desviáis a los demás del camino derecho…

Jesús añade con firmeza: cuanto mayor sea vuestra responsabilidad ante los demás, más fuerte será la maldición que recaerá sobre vosotros. Nuestro Señor, en este pasaje se está dirigiendo a los notables: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!» (Mt 23,13 ss).

Apliquemos a nuestras vidas esta enseñanza divina. Nuestras buenas y malas acciones tienen siempre un doble impacto: uno, que recae sobre nosotros mismos, pues cada acción nos mejora o nos asola; el otro, teniendo en cuenta nuestra situación de adultos, padres, maestros, responsables bajo cualquier aspecto, cada uno de nuestros actos puede tener repercusiones, buenas o malas, insospechadas: «La vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro» (Francisco).

¡Y tendremos que rendir cuenta de ello al amor de Dios!

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo, ricos y pobres, esclavos y libres, sanos y enfermos; y una sola es la cabeza de la que todo deriva: Jesucristo. Y como sucede con los miembros de un solo cuerpo, cada uno debe ocuparse de los demás, y todos de todos» (San Gregorio Nacianceno)

  • «Dios —como un regalo— nos ha revelado su Santo Nombre: debemos guardarlo en la memoria, en un silencio de amorosa adoración. Sin embargo, de ninguna palabra se ha abusado tanto como de la palabra "Dios"» (Benedicto XVI)

  • «La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.111)

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