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Día litúrgico: Lunes II de Adviento
Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «(…) ¿Qué es más fácil, decir: 'Tus pecados te quedan perdonados', o decir: 'Levántate y anda'? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, dijo al paralítico: 'A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa'». Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La "Biblia" es un único libro. ¿Cómo se formó?
Hoy contemplamos un signo (milagro) que invita a una "relectura" de la Escritura viendo en Cristo su pleno cumplimiento. Las palabras transmitidas en la "Biblia" se convierten en Escritura a través de un proceso de relecturas cada vez nuevas: los textos antiguos se retoman en una situación nueva (el milagro que ahora contemplamos), leídos y entendidos de manera nueva.
En la "relectura", en la lectura progresiva, mediante correcciones, profundizaciones y ampliaciones tácitas, la formación de la Escritura se configura como un proceso de la palabra que abre poco a poco sus potencialidades y riquezas interiores, que de algún modo estaban ya como semillas y que sólo se abren ante el desafío de situaciones y experiencias nuevas, y nuevos sufrimientos.
—Jesús, creo y confieso que eres el Hijo de Dios. Esta decisión mía de fe es razonable: tiene una razón histórica, que me permite ver la unidad interna de la Escritura y entender de un modo nuevo los diversos tramos de su camino sin quitarles su originalidad histórica.