miércoles, 30 de noviembre de 2011

Master·evangeli.net

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Día litúrgico: 30 de Noviembre: San Andrés, apóstol

Texto del Evangelio (Mt 4,18-22): En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron (…).

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

San Andrés, apóstol

Hoy hablamos del hermano de Simón Pedro, san Andrés, quien también era uno de los Doce. Sin duda, tenía un gran prestigio dentro de las primeras comunidades cristianas. El lazo de sangre entre Pedro y Andrés, así como la llamada común que les dirigió Jesús, son mencionados expresamente en los Evangelios.

Andrés era discípulo de Juan Bautista; y un día escuchó que el Bautista proclamaba a Jesús como "el cordero de Dios". Entonces, se movió y siguió al Señor. La Iglesia bizantina le honra con el apelativo del "primer llamado" ("Protóklitos"). Es considerado como el apóstol de los griegos en los años que siguieron a Pentecostés. Por la relación fraterna entre Pedro y Andrés, la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla se sienten de manera especial como Iglesias hermanas entre sí.

—San Andrés, enséñanos a seguir a Jesús con prontitud, a hablar de Él con entusiasmo y a cultivar con Él una relación de auténtica familiaridad: sólo en Él podemos encontrar el sentido último de nuestra vida.


Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: 30 de Noviembre: San Andrés, apóstol

Texto del Evangelio (Mt 4,18-22): En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

Comentario: Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)

«Os haré pescadores de hombres»

Hoy es la fiesta de san Andrés apóstol, una fiesta celebrada de manera solemne entre los cristianos de Oriente. Fue uno de los dos primeros jóvenes que conocieron a Jesús a la orilla del río Jordán y que tuvieron una larga conversación con Él. Enseguida buscó a su hermano Pedro, diciéndole «Hemos encontrado al Mesías» y lo llevó a Jesús (Jn 2,41). Poco tiempo después, Jesús llamó a estos dos hermanos pescadores amigos suyos, tal como leemos en el Evangelio de hoy: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19). En el mismo pueblo había otra pareja de hermanos, Santiago y Juan, compañeros y amigos de los primeros, y pescadores como ellos. Jesús los llamó también a seguirlo. Es maravilloso leer que ellos lo dejaron todo y le siguieron "al instante", palabras que se repiten en ambos casos. A Jesús no se le ha de decir: "después", "más adelante", "ahora tengo demasiado trabajo"...

También a cada uno de nosotros —a todos los cristianos— Jesús nos pide cada día que pongamos a su servicio todo lo que somos y tenemos —esto significa dejarlo todo, no tener nada como propio— para que, viviendo con Él las tareas de nuestro trabajo profesional y de nuestra familia, seamos "pescadores de hombres". ¿Qué quiere decir "pescadores de hombres"? Una bonita respuesta puede ser un comentario de san Juan Crisóstomo. Este Padre y Doctor de la Iglesia dice que Andrés no sabía explicarle bien a su hermano Pedro quién era Jesús y, por esto, «lo llevó a la misma fuente de la luz», que es Jesucristo. "Pescar hombres" quiere decir ayudar a quienes nos rodean en la familia y en el trabajo a que encuentren a Cristo que es la única luz para nuestro camino.


Contemplating tomorrows Gospel

Contemplating today's Gospel

Liturgic day: Thursday 1st of Advent

Gospel text (Mt 7,21.24-27): Jesus said to his disciples, «Not everyone who says to me: Lord! Lord! will enter the kingdom of heaven, but the one who does the will of my heavenly Father.

»So, then, anyone who hears these words of mine and acts accordingly is like a wise man, who built his house on rock. The rain poured, the rivers flooded, and the wind blew and struck that house, but it did not collapse because it was built on rock. But anyone who hears these words of mine and does not act accordingly, is like a fool who built his house on sand. The rain poured, the rivers flooded, and the wind blew and struck that house; it collapsed, and what a terrible fall that was!».

Comment: Fr. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona, Spain)

«Not everyone who says to me: Lord! Lord! will enter the kingdom of heaven, but the one who does the will of my heavenly Father»

Today y, the Gospel invites us to meditate very seriously on the infinite distance that there is between the mere "listen-invoke" and the "do" when it comes to the message and the person of Jesus. And we say "mere" because we cannot forget that there are ways of listening and invoking that do not lead to the "doing". Indeed, all those who, having listened to the Gospel, believe, will not remain confused; and all those who, believing, invoke the name of the Lord, will be saved: Paul preaches in his letter to the Romans (see: 10:9-13). He is referring to those who believe with authentic faith, that which «works through charity».

It is a fact, however, that many believe and do not "do". Saint James' letter exposes it in an impressive way: «Be doers of the Word and not just hearers, lest you deceive yourselves» (1:22); «Faith without deeds: it is totally dead» (2:17); «So, just as the body is dead without its spirit, so faith without deeds is also dead» (2:26). Saint Matthew rejects such a way of going about one's faith, in an unforgettable way, when he says: «Not everyone who says to me: Lord! Lord! will enter the kingdom of heaven, but the one who does the will of my heavenly Father» (7:21).

It is therefore necessary to listen and to do; in this way we build on rock and not on sand. How do I put what I listen to into action? Let's ask ourselves a few questions: —Do God and my fellow man really get my consideration? —Am I a convinced believer?; As to money —Do I share my goods out of solidarity with others?; As to culture —Do I contribute to the invigoration of human values in my country?; As to the growth of good —Do I run away from the sin of omission?; As to apostolate —Do I look for the eternal salvation of those around me? In a word: —Am I a sensible person who, with works, builds the house of my life on Christ's rock?


martes, 29 de noviembre de 2011

Master·evangeli.net

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Día litúrgico: Martes I de Adviento

Texto del Evangelio (Lc 10,21-24): En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra (…)». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! (…)».

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

La importancia de la historia en la fe cristiana

Hoy asistimos a la oración de Jesús en comunión con el Padre y el Espíritu Santo. Jesucristo toma a sus discípulos como testigos. Para la fe bíblica es fundamental referirse a hechos históricos reales. Ella no cuenta leyendas como símbolos de verdades que van más allá de la historia, sino que se basa en la historia ocurrida en esta tierra. El "factum historicum" no es para ella una clave simbólica que se pueda sustituir, sino un fundamento constitutivo.

"Et incarnatus est": con estas palabras profesamos la entrada efectiva de Dios en la historia real. Si obviamos esta historia, la fe cristiana como tal queda eliminada y transformada en "otra" religión. Así, si la historia (lo fáctico) forma parte esencial de la fe cristiana, ésta debe asumir el "método histórico" para su interpretación. La fe misma lo exige: el "método histórico-crítico" es indispensable (aunque no suficiente) a partir de la estructura de la fe cristiana.

—Jesús, re-conozco tu encarnación como hecho histórico y, a la vez, confieso que eres Dios.


Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Martes I de Adviento

Texto del Evangelio (Lc 10,21-24): En aquel momento, Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

Comentario: Abbé Jean GOTTIGNY (Bruselas, Bélgica)

«Te bendigo, Padre»

Hoy leemos un extracto del capítulo 10 del Evangelio según san Lucas. El Señor ha enviado a setenta y dos discípulos a los lugares adonde Él mismo ha de ir. Y regresan exultantes. Oyéndoles contar sus hechos y gestas, «Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: 'Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra'» (Lc 10,21).

La gratitud es una de las facetas de la humildad. El arrogante considera que no debe nada a nadie. Pero para estar agradecido, primero, hay que ser capaz de descubrir nuestra pequeñez. "Gracias" es una de las primeras palabras que enseñamos a los niños. «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Lc 10,21).

Benedicto XVI, al hablar de la actitud de adoración, afirma que ella presupone un «reconocimiento de la presencia de Dios, Creador y Señor del universo. Es un reconocimiento lleno de gratitud, que brota desde lo más hondo del corazón y abarca todo el ser, porque el hombre sólo puede realizarse plenamente a sí mismo adorando y amando a Dios por encima de todas las cosas».

Un alma sensible experimenta la necesidad de manifestar su reconocimiento. Es lo único que los hombres podemos hacer para responder a los favores divinos. «¿Qué tienes que no hayas recibido?» (1Cor 4,7). Desde luego, nos hace falta «dar gracias a Dios Padre, a través de su Hijo, en el Espíritu Santo; con la gran misericordia con la que nos ha amado, ha sentido lástima por nosotros, y cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos ha hecho revivir con Cristo para que seamos en Él una nueva creación» (San León Magno).


Master·evangeli.net: explicaciones sobre Sagrada Escritura

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Estimados amigos:

Te saludamos justo cuando empieza el Tiempo de Adviento. "El Verbo de Dios se hizo hombre": tenemos a la vista el misterio de la Encarnación de la Palabra de Dios. Aprovechando este momento, Master·evangeli.net dedicará varios servicios a ilustrar algunos aspectos de la Sagrada Escritura, que son de la máxima importancia, tal como ha destacado recientemente Joseph Ratzinger.

Para facilitar el seguimiento de estas explicaciones, te anticipamos los temas que aparecerán en los próximos días:

Hoy, Martes, 29 noviembre: La importancia de la historia en la fe cristiana (ya puedes verlo)

• Miércoles, 30 noviembre: San Andrés, apóstol

• Jueves, 1 diciembre: El "Cristo de la fe" y el "Jesús histórico"

• Viernes, 2 diciembre: ¿Cómo interpretar la "Biblia"? Límites del método "histórico-crítico"

• Sábado, 3 diciembre: ¿Cómo interpretar la "Biblia"? El método de la exegesis "canónica"

• Domingo, 4 diciembre: "Dios-que-viene"

• Lunes, 5 diciembre: La "Biblia" es un único libro. ¿Cómo se formó?

• Martes, 6 diciembre: El Autor de la Sagrada Escritura

• Miércoles, 7 diciembre: Inspiración divina en los redactores de la "Biblia"

• Jueves, 8 diciembre: La "Inmaculada" Concepción de la Virgen María

• seguirán otros temas como "Jesús, el nuevo Moisés"; "Jesús: «Un profeta como Yo»"; "Jesús de Nazaret: una figura histórica reconocible desde la fe".

El Equipo de evangeli.net.

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evangeli.net: "Contemplar el Evangelio de hoy" (Evangelio + meditación) y "Master·evangeli.net" (Evangelio + teología)

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Contemplating tomorrows Gospel

Contemplating today's Gospel

Liturgic day: November 30th: St. Andrew, apostle

Gospel text (Mt 4,18-22): As Jesus walked by the lake of Galilee, He saw two brothers, Simon called Peter, and Andrew his brother, casting a net into the lake, for they were fishermen. He said to them, «Come, follow me, and I will make you fish for people». At once they left their nets and followed him.

He went on from there and saw two other brothers, James, the son of Zebedee, and his brother John in a boat with their father Zebedee, mending their nets. Jesus called them. At once they left the boat and their father and followed him

Comment: Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italy)

«I will make you fish for people»

Today, is St. Andrew's Day, apostle, a festivity celebrated in a solemn way amongst Eastern Orthodox Christians. He was one of the two young men that met Jesus by the river Jordan and had a long conversation with him. He first found his own brother Simon, and told him «We have found the Messiah» and he brought him to Jesus (cf. Jn 1:41-42). Shortly afterwards, Jesus called these two fishermen brothers, as we read in today's Gospel: «Come, follow me, and I will make you fish for people» (Mt 4:19). In the same village there were two other brothers, James and John, friends and chums of the first ones, and fishermen like them. And Jesus also invited them to follow him. It is nice to see how they leave everything and follow him "at once", a word that is repeated in both cases. We cannot tell Jesus: "afterwards", "later on", "I'm busy now"...

To each one of us —to all Christians— Jesus is also asking every day to place at his service whatever we are and whatever we have —that means to leave everything, not to have anything of our own— so that, while living with him our professional and familial obligations, we may become "fishermen for people". What does it mean to be "fishermen for people"? A nice answer might be a commentary by St. John Chrysostom. This Father and Doctor of the Church says that Andrew did not know how to explain to his brother Peter who was Jesus and, consequently, he «brought him to the very source of light», that is, Jesus Christ. "To fish men" means to help all those around us, in our family and in our work, to find Christ who is the only light for our route.


lunes, 28 de noviembre de 2011

Master·evangeli.net

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Día litúrgico: Lunes I de Adviento

Texto del Evangelio (Mt 8,5-11): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaún, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano (…). Al oír esto Jesús quedó admirado.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Adviento ("adventus"): movimiento de Dios hacia la humanidad

Hoy la comunidad eclesial, mientras se prepara para celebrar el gran misterio de la Encarnación, está invitada a redescrubrir y profundizar su relación personal con Dios. La palabra latina "adventus" se refiere a la venida de Cristo y pone en primer plano el movimiento de Dios hacia la humanidad, al que cada uno está llamado a responder con la apertura y adhesión que apreciamos en el centurión.

Al igual que Dios es soberanamente libre al revelarse y entregarse, porque sólo lo mueve el amor, también la persona humana es libre al dar su asentimiento, aunque tenga obligación de darlo: Dios espera una respuesta de amor. Durante estos días la liturgia nos presenta como modelo perfecto de esta respuesta a la Virgen María.

—Santa María, tú mejor que nadie puedes guiarnos a conocer, amar y adorar al Hijo de Dios hecho hombre. Acompáñame para que me prepare con sinceridad de corazón y apertura de espíritu a reconocer en tu Niño de Belén al Hijo de Dios que vino para salvarnos.


Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Lunes I de Adviento

Texto del Evangelio (Mt 8,5-11): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaún, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: 'Vete', y va; y a otro: 'Ven', y viene; y a mi siervo: 'Haz esto', y lo hace».

Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos».

Comentario: Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)

«Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande»

Hoy, Cafarnaún es nuestra ciudad y nuestro pueblo, donde hay personas enfermas, conocidas unas, anónimas otras, frecuentemente olvidadas a causa del ritmo frenético que caracteriza a la vida actual: cargados de trabajo, vamos corriendo sin parar y sin pensar en aquellos que, por razón de su enfermedad o de otra circunstancia, quedan al margen y no pueden seguir este ritmo. Sin embargo, Jesús nos dirá un día: «Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). El gran pensador Blaise Pascal recoge esta idea cuando afirma que «Jesucristo, en sus fieles, se encuentra en la agonía de Getsemaní hasta el final de los tiempos».

El centurión de Cafarnaún no se olvida de su criado postrado en el lecho, porque lo ama. A pesar de ser más poderoso y de tener más autoridad que su siervo, el centurión agradece todos sus años de servicio y le tiene un gran aprecio. Por esto, movido por el amor, se dirige a Jesús, y en la presencia del Salvador hace una extraordinaria confesión de fe, recogida por la liturgia Eucarística: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una sola palabra y mi criado quedará curado» (cf. Mt 8,8). Esta confesión se fundamenta en la esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo, y a la vez también de su sentimiento de indignidad personal, que le ayuda a reconocer su propia pobreza.

Sólo nos podemos acercar a Jesucristo con una actitud humilde, como la del centurión. Así podremos vivir la esperanza del Adviento: esperanza de salvación y de vida, de reconciliación y de paz. Solamente puede esperar aquel que reconoce su pobreza y es capaz de darse cuenta de que el sentido de su vida no está en él mismo, sino en Dios, poniéndose en las manos del Señor. Acerquémonos con confianza a Cristo y, a la vez, hagamos nuestra la oración del centurión.


Contemplating tomorrows Gospel

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Liturgic day: Tuesday 1st of Advent

Gospel text (Lc 10,21-24): Jesus was filled with the joy of the Holy Spirit and said, «I praise you, Father, Lord of heaven and earth, for you have hidden these things from the wise and learned, and made them known to the little ones. Yes, Father, such has been your gracious will. I have been given all things by my Father, so that no one knows the Son except the Father, and no one knows the Father except the Son and he to whom the Son chooses to reveal him».

Then Jesus turned to his disciples and said to them privately, «Fortunate are you to see what you see, for I tell you that many prophets and kings would have liked to see what you see but did not, and to hear what you hear but did not hear it».

Comment: Fr. Jean GOTTIGNY (Bruselas, Belgium)

«I praise you, Father»

Today, we are reading an excerpt of Chapter 10, of the Gospel after St. Luke. The Lord had sent seventy-two disciples to the towns He intended to visit. And they came back exultant. While listening to the accounts of their doings and exploits, «Jesus was filled with the joy of the Holy Spirit and said, 'I praise you, Father, Lord of heaven and earth'» (Lk 10:21).

One of the aspects of humility is gratitude. The arrogant one feels he owes nothing to anybody. To feel grateful, we need first to discover our insignificance. "Thanks" is one of the first words we teach our children. «I praise you, Father, Lord of heaven and earth, for you have hidden these things from the wise and learned, and made them known to the little ones» (Lk 10:21).

Benedict XVI, when speaking of the attitude of adoration, he affirms «that adoring God means recognizing his presence as Creator and Lord of the Universe. The hallmark of worship is, recognizing the greatness of God that arises from the depths of one's heart and marks one's whole being, (…) ensuring that God is the most important part of one's life with the realization that with God at the centre of our lives the purpose of their existence will become clear».

A sensible soul feels the need to express its gratitude. It is the only way for us to reciprocate for the divine favors received. «What do you possess that you have not received?» (1Co 4:7). We must certainly «give thanks to God the Father, through his Son, in the Holy Spirit, because in his great love for us He took pity on us, and when we were dead in our sins he brought us to life with Christ, so that in him we might be a new creation» (St. Leo the Great).


domingo, 27 de noviembre de 2011

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Día litúrgico: Domingo I (B) de Adviento

Texto del Evangelio (Mc 13,33-37): En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, (…) no sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!».

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

"Adviento": recuerdo de la venida del Salvador y esperanza de su retorno glorioso

Hoy domingo, con la invitación de parte del Señor a una actitud vigilante, comienza el Adviento, un tiempo de gran profundidad religiosa, porque está impregnado de esperanza y de expectativas espirituales: cada vez que la comunidad cristiana se prepara para recordar el nacimiento del Redentor siente una sensación de alegría, que en cierta manera se comunica a toda la sociedad.

En el Adviento el pueblo cristiano revive un doble movimiento del espíritu: por una parte, eleva su mirada hacia la meta final de su peregrinación en la historia, que es la vuelta gloriosa del Señor Jesús; por otra, recordando con emoción su nacimiento en Belén, se arrodilla ante el pesebre. La esperanza de los cristianos se orienta al futuro, pero está siempre bien arraigada en un acontecimiento del pasado y nos guía en el presente.

—Creo y confieso que en la plenitud de los tiempos, el Hijo de Dios nació de la Virgen María: "Nacido de mujer, nacido bajo la ley", como escribe san Pablo.


Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Domingo I (B) de Adviento

Texto del Evangelio (Mc 13,33-37): En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!».

Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

«Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento»

Hoy, en este primer domingo de Adviento, la Iglesia comienza a recorrer un nuevo año litúrgico. Entramos, por tanto, en unos días de especial expectación, renovación y preparación.

Jesús advierte que ignoramos «cuándo será el momento» (Mc 13,33). Sí, en esta vida hay un momento decisivo. ¿Cuándo será? No lo sabemos. El Señor ni tan sólo quiso revelar el momento en que se habría de producir el final del mundo.

En fin, todo eso nos conduce hacia una actitud de expectación y de concienciación: «No sea que llegue (...) y os encuentre dormidos» (Mc 13,36). El tiempo en esta vida es tiempo para la entrega, para la maduración de nuestra capacidad de amar; no es un tiempo para el entretenimiento. Es un tiempo de "noviazgo" como preparación para el tiempo de las "bodas" en el más allá en comunión con Dios y con todos los santos.

Pero la vida es un constante comenzar y recomenzar. El hecho es que pasamos por muchos momentos decisivos: quizá cada día, cada hora y cada minuto han de convertirse en un tiempo decisivo. Muchos o pocos, pero —en definitiva— días, horas y minutos: es ahí, en el momento concreto, donde nos espera el Señor. «En la vida nuestra, en la vida de los cristianos, la conversión primera —este momento único, que cada uno recuerda y en el cual uno hizo claramente aquello que el Señor nos pide— es importante; pero todavía son más importantes, y más difíciles, las sucesivas conversiones» (San Josemaría).

En este tiempo litúrgico nos preparamos para celebrar el gran "advenimiento": la venida de Nuestro Amo. "Navidad", "Nativitas": ¡ojalá que cada jornada de nuestra existencia sea un "nacimiento" a la vida de amor! Quizá resulte que hacer de nuestra vida una permanente "Navidad" sea la mejor manera de no dormir. ¡Nuestra Madre Santa María vela por nosotros!


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Liturgic day: Monday 1st of Advent

Gospel text (Mt 8,5-11): When Jesus entered Capernaum, an army captain approached him to ask his help, «Sir, my servant lies sick at home. He is paralyzed and suffers terribly». Jesus said to him, «I will come and heal him». The captain answered, «I am not worthy to have you under my roof. Just give an order and my boy will be healed. For I myself, a junior officer, give orders to my soldiers. And if I say to one: 'Go', he goes, and if I say to another: 'Come', he comes, and to my servant: 'Do this', he does it».

When Jesus heard this he was astonished and said to those who were following him, «I tell you, I have not found such faith in Israel. I say to you, many will come from east and west and sit down with Abraham, Isaac and Jacob at the feast in the kingdom of heaven».

Comment: Fr. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, Spain)

«I tell you, I have not found such faith in Israel»

Today, Capernaum is our city and our village, where there are sick people, some we know, others anonymous, often forgotten because of the hectic rhythm of life that we lead. Loaded with work, we rush about non-stop without thinking of those who, due to their illness or for whatever other circumstance, remain marginalised from the frenetic activity of our world. However, Jesus told us: «Truly, I say to you: whenever you did this to these little ones who are my brothers and sisters, you did it to me» (Mt 25:40). The great thinker Blaise Pascal follows this idea when he says that «in his believers, Jesus finds himself in the agony of Gethsemane until the end of time».

The centurion of Capernaum does not forget about his servant who is ill in bed, because he loves him. In spite of being more powerful and having more authority than his servant, the centurion is grateful to him because of all his years of help and appreciates him very much. Because of that, he approaches Jesus, and in the Saviour's presence, manages to make an extraordinary confession of faith, seen in the liturgy of the Eucharist: «I am not worthy to have you under my roof. Just give an order and my servant will be healed» (Mt 8:8). This confession is based on hope; it comes from the centurion's faith in the Lord and, at the same time, from his feeling of lack personal worthiness, which makes him aware of his own neediness.

We can only approach Jesus with a humble attitude, like that of the centurion. That way we can live the hope of Advent: the hope of salvation and life, of reconciliation and peace. Only he who acknowledges his poverty and realizes that the meaning of life is not to be found in himself, but in God, in turning his life over to Him, can really have hope. Let's approach Christ confidently, and, at the same time, make the centurion's prayer our own.


sábado, 26 de noviembre de 2011

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Día litúrgico: Sábado XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,34-36): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre».

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Conciencia de vida eterna

Hoy debemos hacer que madure en nosotros una nueva conciencia de nuestra vocación a la vida eterna, viviendo de tal manera que podamos comparecer —cara a cara ante Dios— con nuestra vida actual. El tiempo que es pura transición se desmorona y se convierte en mera caducidad.

Durante las décadas pasadas, se ha arrinconado cada vez más el pensamiento del más allá y de la vida eterna, y se ha considerado marginal incluso en la predicación de la Iglesia. Se temía, quizá, que la excesiva atención al pensamiento del más allá llevara a los cristianos a descuidar este mundo y su concreta realidad histórica. Parecía que los cristianos se habían preocupado sólo a medias de construir este mundo, poniendo en juego sólo la mitad de su corazón. Pero, ciertamente, el mundo no ha resultado más habitable o más humano con estas ideologías.

—Concédeme, Jesús, vivir con "conciencia de vida eterna" y, así, liberarme de la avidez de querer apurarlo todo e inmediatamente, porque sé que éste es tiempo de trabajar.


Contemplar el Evangelio de hoy

Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: Sábado XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,34-36): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre».

Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

«Estad en vela (...) orando en todo tiempo»

Hoy, último día del tiempo ordinario, Jesús nos advierte con meridiana claridad sobre la suerte de nuestro paso por esta vida. Si nos empeñamos, obstinadamente, en vivir absortos por la inmediatez de los afanes de la vida, llegará el último día de nuestra existencia terrena tan de repente que la misma ceguera de nuestra glotonería nos impedirá reconocer al mismísimo Dios, que vendrá (porque aquí estamos de paso, ¿lo sabías?) para llevarnos a la intimidad de su Amor infinito. Será algo así como lo que le ocurre a un niño malcriado: tan entretenido está con "sus" juguetes, que al final olvida el cariño de sus padres y la compañía de sus amigos. Cuando se da cuenta, llora desconsolado por su inesperada soledad.

El antídoto que nos ofrece Jesús es igualmente claro: «Estad en vela, pues, orando en todo tiempo» (Lc 21,36). Vigilar y orar... El mismo aviso que les dio a sus Apóstoles la noche en que fue traicionado. La oración tiene un componente admirable de profecía, muchas veces olvidado en la predicación, es decir, de pasar del mero "ver" al "mirar" la cotidianeidad en su más profunda realidad. Como escribió Evagrio Póntico, «la vista es el mejor de todos los sentidos; la oración es la más divina de todas las virtudes». Los clásicos de la espiritualidad lo llaman "visión sobrenatural", mirar con los ojos de Dios. O lo que es lo mismo, conocer la Verdad: de Dios, del mundo, de mí mismo. Los profetas fueron, no sólo los que "predecían lo que iba a venir", sino también los que sabían interpretar el presente en su justa medida, alcance y densidad. Resultado: supieron reconducir la historia, con la ayuda de Dios.

Tantas veces nos lamentamos de la situación del mundo. —¿Adónde iremos a parar?, decimos. Hoy, que es el último día del tiempo ordinario, es día también de resoluciones definitivas. Quizás ya va siendo hora de que alguien más esté dispuesto a levantarse de su embriaguez de presente y se ponga manos a la obra de un futuro mejor. ¿Quieres ser tú? Pues, ¡ánimo!, y que Dios te bendiga.


Contemplating tomorrows Gospel

Contemplating today's Gospel

Liturgic day: Sunday 1st (B) of Advent

Gospel text (Mc 13,33-37): Jesus said to his disciples: «Be alert and watch, for you don't know when the time will come. When a man goes abroad and leaves his home, he puts his servants in charge, giving to each one some responsibility; and he orders the doorkeeper to stay awake. So stay awake, for you don't know when the Lord of the house will come, in the evening or at midnight, when the cock crows or before dawn. If He comes suddenly, do not let him catch you asleep. And what I say to you, I say to all: watch».

Comment: Fr. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, Spain)

«Be alert and watch, for you don't know when the time will come»

Today, in this first Sunday of Advent, the Church begins a new liturgic year. We are, therefore, entering some very especial days of foretaste, renewal and readying.

Jesus warns us that «you don't know when the time will come» (Mk 13:33). Yes, in our life there will be a decisive moment. But, when will it be? We do not know. The Lord did not even want to reveal us when the time would come for the end of the world.

So, all this takes us towards an attitude of exasperation and conscientiousness: «If He comes suddenly, do not let him catch you asleep» (Mk 13:36). Time in this life is time of deliverance, of maturing our capacity to love; it is not a time of diversion. It is a time of "betrothal", of preparation for our "wedding" time in afterlife, in communion with God and all the saints.

Yet, life is but a constant starting and restarting. The fact remains that we have to go through some definitive moments: perhaps, every day, every hour and every minute may become a crucial moment. Many or a few, but —in short— days, hours and minutes: it is here, on a concrete time, when the Lord is waiting for us. «In our life, in the life of Christians, our first conversion —that unique moment which each of us remembers, when we clearly understood everything the Lord was asking of us— is certainly very significant. But the later conversions are even more important, and they are increasingly demanding» (St. Josemaria).

In this liturgical time we are to get ready for the great "advent": the coming of Our Master. "Christmas", "Nativitas": it would be great if each day of our existence could be a "nativity" to a life of love! Perhaps, making of our life a permanent "Nativity" might be the best way to stay awake. Saint Mary, Our Mother, watch over us!


viernes, 25 de noviembre de 2011

Master·evangeli.net

Master·evangeli.net

Día litúrgico: Viernes XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,29-33): En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación: «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

La Iglesia naciente se desmarcó del Templo y sus sacrificios

Hoy admiramos a los primeros cristianos discerniendo los signos de su tiempo: tenían que reunir y leer juntos los fragmentos —misteriosos— de las palabras de Jesucristo. Tarea nada fácil, que fue afrontada a partir de Pentecostés y, antes del fin material del Templo, todos los elementos esenciales de la nueva síntesis se encontraban ya en la teología paulina.

Para la predicación y la oración, la Iglesia naciente se reunía en el Templo, pero el "partir el pan" (el nuevo centro "cultual", ligado a la Última Cena, muerte y resurrección del Señor) tenía lugar en sus casas. Ya se perfilaba, pues, una distinción esencial: los sacrificios fueron reemplazados por el "partir el pan".

—En la nueva síntesis teológica destacan dos nombres. Para Esteban ha comenzado algo nuevo que lleva a cumplimiento lo realmente originario: con Jesús ha pasado el periodo del sacrificio en el Templo. Pero la vida y el mensaje del "Protomártir" —declarando ante el Sanedrín— quedaron interrumpidos con su lapidación. Correspondería a otro, Saulo —¡después san Pablo!— completar esta visión teológica.