martes, 22 de noviembre de 2011

Master·evangeli.net

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Día litúrgico: Martes XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,5-11): En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» (…).

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

La demolición del Templo de Jerusalén

Hoy, empezando el "Discurso Escatológico", reencontramos el anuncio del dramático final del Templo de Jerusalén. El "Señor de la Historia" ni se equivocó ni exageró... Efectivamente, el 5 de agosto del 70 (unos 40 años después de su Ascensión) hubo un acontecimiento de grandes consecuencias para la historia de las religiones: a causa de la carestía de los elementos necesarios, hubo que suspender el sacrificio cotidiano en el Templo. Poco después, fue demolido por los romanos.

Para el judaísmo, el cese del sacrificio y la destrucción del Templo tuvo que ser una conmoción terrible. Templo y sacrificio estaban en el centro de la Torá. Y todavía más: Dios, que había puesto su nombre en este Templo y que misteriosamente habitaba en él, lo abandonó; ya no era su morada sobre la tierra. ¡El Antiguo Testamento debía leerse de un modo nuevo!

—Es la Sangre del Cordero de Dios (Jesús) la que quita los pecados del mundo; la de los animales sacrificados era sólo una figura de esa realidad suprema.