domingo, 4 de septiembre de 2011

Master·evangeli.net

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Día litúrgico: Domingo XXIII (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 18,15-20): En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos: «(…) Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

La "potestad de las llaves"

Hoy, el Evangelio pone de relieve la estrecha relación entre Jesús y el "nosotros" de la nueva familia que Él reúne a través de su mensaje y actuación. Dios no ha querido salvar al hombre aisladamente, sino formando una comunidad. Un "nosotros" que es concebido como universal: no se basa ya en la estirpe, sino en la comunión con Jesús.

Este "nosotros" de la nueva familia no es algo "informe". Jesús llama a un núcleo de íntimos particularmente elegidos por Él, que continúan su misión y dan orden y forma a esa familia. En vista a la misión de servicio a la que Jesús les llamó, también les transmitió la llamada "potestad de las llaves" (a Pedro, de un modo singular). La elección de los discípulos es un acontecimiento de oración; ellos son, por así decirlo, engendrados en la oración, en la familiaridad con el Padre.

—Jesús, tú elegiste a los que quisiste para que estuvieran contigo y, luego, enviárnoslos: te pedimos más pastores para tu mies.