viernes, 16 de septiembre de 2011

Master·evangeli.net

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Día litúrgico: Viernes XXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 8,1-3): En aquel tiempo, Jesús iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

La mujer

Hoy Jesús camina junto con los Doce predicando, y va acompañado de algunas mujeres. Si bien hay una diferencia entre el discipulado de los Doce y el de las mujeres, los Evangelios dejan claro que "muchas" mujeres formaban parte de la comunidad restringida de creyentes, y que su "acompañar a Jesús en la fe" era esencial para pertenecer a esa comunidad. Eso se demostraría luego claramente al pie de la Cruz y en el contexto de la resurrección.

Frente a la costumbre judía de la época, que consideraba a las mujeres seres de segundo rango, Cristo inicia una especie de emancipación de la mujer. La feminidad realiza lo humano tanto como la masculinidad, pero con una modulación diversa: precisamente, las mujeres tienen una especial sensibilidad para captar lo nuevo, lo distinto, lo grande, lo misterioso que aparece en Jesucristo. Él las admite de manera especial en su compañía y, así, emerge el "carisma de las mujeres".

—María, eres bendita entre todas las mujeres y Madre de la Iglesia.