sábado, 8 de octubre de 2011

Master·evangeli.net

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Día litúrgico: Sábado XXVII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 11,27-28): En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, sucedió que una mujer de entre la gente alzó la voz, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!». Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan».

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)

Los "itinerarios" de la oración

Hoy, Jesús nos muestra los "itinerarios" de la oración. Ser hombre significa esencialmente "relación con Dios", y, por tanto, hablar con Él y escucharle. Nuestra oración puede y debe brotar de nuestro corazón, pero siempre necesitamos del apoyo de las oraciones vocales recibidas de la tradición piadosa (particularmente, los "Salmos").

En efecto, sin estas ayudas para la oración, nuestra plegaria personal se hace subjetiva y termina por reflejar más a nosotros que al Dios vivo. ¡Es fundamental oír y guardar su Palabra! Normalmente, el pensamiento se adelanta a la palabra (primero tenemos una idea y, después, buscamos la palabra para expresarla). Pero en la oración litúrgica en general, sucede al revés: la palabra, la voz, nos precede, y nuestro espíritu tiene que adaptarse dócilmente a ella.

—Señor, los hombres por nosotros mismos no sabemos pedir lo que conviene. Por eso, Tú has venido en nuestra ayuda y con las palabras de oración que nos has dejado podemos conocerte poco a poco y ponernos en camino hacia ti.